La queja, un aliado para hallar paz interior

unacaminante_queja

Ya se ha vuelto una evidencia difícil de disimular: ¡nos encanta la queja! Explicamos nuestras penas a familiares y amigos porque nos ha vuelto imposible gestionar interiormente el sentimiento de injusticia, impotencia o simplemente la sensación de ser blanco de fatalidades de la vida. Queremos sentirnos apoyados y reconocidos y por eso tratamos de difundir nuestra inconformidad con una situación. Las redes sociales han dado voz activa a las quejas: hemos aprendido que se puede reclamar de un mal servicio, una factura equivocada o nuestro desagrado con un producto adquirido. Sin hablar de nuestra eterna insatisfacción con el panorama social, medioambiental, político, etc.

Sin embargo, más que señalar lo fatal que está el mundo, la queja pone de manifiesto nuestra enorme insatisfacción con nosotros mismos. Cada vez que por nuestra boca, o incluso por nuestro pensamiento, se escapa una queja – porque nos enfadamos porque sentimos rabia, ira, impotencia, etc- , es señal de que hay algo dentro de nosotros que estamos intentando cambiar y no podemos. Esa insatisfacción interior se refleja en el mundo exterior como una incapacidad de soportar determinadas situaciones.

«Intentar cambiar una situación o una persona es síntoma de que queremos cambiar a nosotros mismo y no lo estamos logrando.»

Podemos utilizar la queja como guía de autoconocimiento: con un pequeño ejercicio de conciencia, observando nuestras reacciones, nos daremos cuenta cuando, por ejemplo, nos enfadamos con un compañero, quizás sea por la impotencia de no haber gestionado las cosas de la manera como nos gustaría; o aquel día que piensas que todos los tontos de la faz de la tierra han decidido cruzar tu camino, quizás es que estás tratando de digerir un mal trago que hayas pasado por no decir lo que pensaba o por estar haciendo algo que en el fondo no te apetece hacer.

En la terapia del espejo vemos que todo aquello que nos genera una reacción exagerada tiene que ver con algo nuestro que está en la sombra, en nuestro inconsciente. Sin embargo es algo tan presente, que se manifiesta delante de nosotros pero nos somos capaces de ver de dónde viene, echamos la culpa a cualquier cosa externa, y si no hay, ¡nos la inventamos! Intentar cambiar una situación o una persona es síntoma de que queremos cambiar a nosotros mismo y no lo estamos logrando. Gandhi dijo que la única manera de cambiar a los demás y a las circunstancias (el mundo) es cambiándote a ti mismo. Una emoción o una creencia son lo que distorsionan nuestra visión de las cosas, por eso proyectamos lo que está en el inconsciente y por eso se manifiesta en forma de enfados, cabreos, nervios, enfermedades o incluso pequeños síntomas. Por eso nuestras relaciones con los demás, con nuestras mascotas, e incluso nuestras circunstancias personales pueden ser de gran ayuda para empezar a conocer esos mecanismos internos y aprender qué mensaje nos quiere dar. La queja es por lo tanto un buen indicio para darnos cuenta de aspectos nuestros de los cuales no somos conscientes: un excelente recurso de autoconocimiento y camino para alcanzar la paz interior.

Acerca de Lucia Prade

Licenciada en Comunicación Social, Emprendedora, Content Manager, Blogger. Atrévete a vivir las experiencias que la vida se te plantea, y así conocerás tu capacidad para transformarte a ti mismo y al mundo.
Esta entrada fue publicada en Vida interior y etiquetada , , , , , . Guarda el enlace permanente.

3 respuestas a La queja, un aliado para hallar paz interior

  1. licconsuegra dijo:

    Reblogueó esto en licconsuegray comentado:
    Una verdadera arista muy diferente (pensamiento divergente dije)…

    Me gusta

  2. Belinda dijo:

    Gracias Lucía! Una visión muy útil y práctica: la queja como vía de autoconocimiento. También como motivación; ¿te quejas de la sociedad? ¡Ponte en acción y haz algo para cambiarla!
    Gracias por la reflexión tan real e inspiradora!
    Un fuerte abrazo

    Me gusta

Deja un comentario